Busqueda Eterna
CAPITULO 1: SOL
Hace mucho tiempo, en el continente más famoso, Europa, cuando reinaban reyes y príncipes, había una hermosa princesa llamada Isabella, hija del rey y reina swan. Isabella tenía una amiga, princesa al igual q ella. La cual se llamaba Sol. Sol sentía un afecto hacia ella. Pero por alguna razón, a veces le molestaba el gran cariño que todos le tenían a la hermosa Isabella. Cierto día, Isabella invitó a su amiga a ir al famoso bazar del pueblo, a comprar joyas para el Gran Baile de los reyes. -¡Lleva monedas de oro! -le dijo su amiga a través de una carta. Sol entusiasmada le contó a su padre sobre la invitación pero este en cambio no le dio nada de monedas. El padre de Sol era corrupto. Un mal rey. Robaba a inocentes y prohibía la venta de cualquier objeto o cosa sin serle notificado antes. Cobraba mal los impuestos y se burlaba de los demás reyes. Sol sin más nada que hacer, acompañó a su amiga al gran bazar. Isabella un poco triste por ver que su amiga no tenía dinero, decidió comprarle un hermoso collar. Sol en cambio sintió un resentimiento horrible al ver que Isabella disponía de muchas monedas y compró vestidos suficientes para un mes. Ese resentimiento que sentía Sol era envidia.
Hace mucho tiempo, en el continente más famoso, Europa, cuando reinaban reyes y príncipes, había una hermosa princesa llamada Isabella, hija del rey y reina swan. Isabella tenía una amiga, princesa al igual q ella. La cual se llamaba Sol. Sol sentía un afecto hacia ella. Pero por alguna razón, a veces le molestaba el gran cariño que todos le tenían a la hermosa Isabella. Cierto día, Isabella invitó a su amiga a ir al famoso bazar del pueblo, a comprar joyas para el Gran Baile de los reyes. -¡Lleva monedas de oro! -le dijo su amiga a través de una carta. Sol entusiasmada le contó a su padre sobre la invitación pero este en cambio no le dio nada de monedas. El padre de Sol era corrupto. Un mal rey. Robaba a inocentes y prohibía la venta de cualquier objeto o cosa sin serle notificado antes. Cobraba mal los impuestos y se burlaba de los demás reyes. Sol sin más nada que hacer, acompañó a su amiga al gran bazar. Isabella un poco triste por ver que su amiga no tenía dinero, decidió comprarle un hermoso collar. Sol en cambio sintió un resentimiento horrible al ver que Isabella disponía de muchas monedas y compró vestidos suficientes para un mes. Ese resentimiento que sentía Sol era envidia.
Al regresar al reino de Isabella, Sol decidió acompañarla para ver que tal le quedaban las prendas que recién compraba. Allí fue cuando el odio de Sol aumentó. Desgraciada, regreso al reino de su padre y se sentó en su cama a pensar:
-¿Que tiene ella que no tenga yo? –
Las semanas pasaban y el Gran Baile se acercaba. Bella no volvió a recibir cartas de Sol, pero si recibió una del guapísimo y encantador príncipe Edward Masen. En tal carta venía la invitación a ser la dama o digamos pareja del príncipe en el Baile. Bella contenta acepto de inmediato y al mismo momento de hacerlo envió un mensaje a su amiga diciéndole la fantástica noticia. Sol se enojo y rompió el mensaje al igual que el costoso collar que le regalo su fiel amiga. Fue cuando decidió destruirla. No esperó y fue a su hogar, el mismo de los padres de Isabella. Y allá después de darle un falso abrazo a su amiga robó el vestido que esta usaría y se lo llevo para hacerlo pedazos.
Isabella triste, al ver que su vestido desapareció tomó el de repuesto. Uno negro y de varias capas el cual combinaba con sus ojos cafés y su delicadeza tan profunda como la de una pluma.
El día del baile llegó y Sol ya tenía un plan preparado para desaparecerla. Edward perdidamente enamorado de Bella, después de un Valls, la llevo al jardín del reino en el cual le dio un beso a escondidas de todos. Un pequeño beso, que por ser tan pequeño marcaria la diferencia un tiempo después. El beso fue de despedida, ya que el príncipe debía partir de vuelta a su pueblo. Sol aprovechó el momento para asesinar a la única amiga que tenia. Con una daga. –Isabella- dijo con voz cautelosa. Esta volteo y se encontró con un enorme cuchillo. El cual enterró Sol, una joven de cabello marrón y ojos destellantes como dos grandes diamantes y terminó siendo tan horrible y despreciable por dentro.
Isabella triste, al ver que su vestido desapareció tomó el de repuesto. Uno negro y de varias capas el cual combinaba con sus ojos cafés y su delicadeza tan profunda como la de una pluma.
El día del baile llegó y Sol ya tenía un plan preparado para desaparecerla. Edward perdidamente enamorado de Bella, después de un Valls, la llevo al jardín del reino en el cual le dio un beso a escondidas de todos. Un pequeño beso, que por ser tan pequeño marcaria la diferencia un tiempo después. El beso fue de despedida, ya que el príncipe debía partir de vuelta a su pueblo. Sol aprovechó el momento para asesinar a la única amiga que tenia. Con una daga. –Isabella- dijo con voz cautelosa. Esta volteo y se encontró con un enorme cuchillo. El cual enterró Sol, una joven de cabello marrón y ojos destellantes como dos grandes diamantes y terminó siendo tan horrible y despreciable por dentro.
Isabella perpleja y agonizando de dolor, al ver aquella desfachatez de tal "amiga" se saco la daga y la tiro al suelo. Sol lloraba al ver lo que hacía e Isabella lloraba por ser burlada y maltratada por Sol. Esta sin nada que perder tomo la daga del suelo y la volvió a enterrar en el débil cuerpo de Isabella... -Lo siento creo que es mejor así- Dijo Sol mientras sus manos se manchaban de sangre. Bella aún se mantenía de pie. Por lo que Sol la llevo cuidadosamente hacia el lago tapándole la boca para que no gritara y antes de lanzarla al lago Sol le arranco un collar de perlas. –S-S-S-OOOL.... dijo Isabella y luego cayó al agua. Y se hundió…
Cegada por la envidia, Sol decidió escapar del reino. Para que nadie sospechara de ella. Corrió entre los enormes pasillos de flores del jardín real… Hasta adentrarse en el bosque... La sangre en su vestido no era más que la evidencia obvia para ser acusada por la “desaparición” de la inocente Princesa.
Mientras que en el reino los padres de Isabella y demás familias se preguntaban donde se encontraban las princesas. Bella en el fondo del lago y Sol perdida en el bosque escapando de la realidad. Sol creía haber matado a Bella. Pero lo que no sabía era que la daga que uso estaba hechizada. Y lo que hizo fue hechizar a Bella, mas no matarla…
Los reyes y reinas que asistieron al baile se dieron cuenta que las princesas estaban desaparecidas. Y lo que era un baile se convirtió en una pesadilla. Todos los guardias corrieron en la búsqueda de ambas, creyendo que sería fácil encontrarlas. Y en el enorme jardín real encontraron sangre… Junto a una carta.
- ¿Qué dice? Preguntó uno de los guardias…
- ¡Es de la princesa Sol!- Dijo quien la leía.
En este mundo no cabemos las dos… es mejor que parta yo.
SOL
-¡La princesa Sol puede que se haya suicidado!
-¡Imposible!
Todos los guardias presentes debatían preocupados sobre el paradero de las princesas.
- ¿Y entonces? ¿Donde está la princesa Isabella?
- No debe de estar muy lejos. ¡Encuéntrenlas antes de que sea tarde!
Mientras tanto Sol se traumaba en el bosque oscuro. No conseguía salida alguna en ese oscuro lugar donde ni siquiera las estrellas eran capaces de asomarse.
-¡NO! ¡No me puedo arrepentir ahora! Ya está muerta. ¡Pero este estúpido vestido! Bueno… Si me lo quito no me delatará…- Sol se quitó el vestido azul marino que cargaba y lo arrojo al suelo. Un grave error de parte de ella. Al no saber los peligros que se encuentran en un bosque. No muy lejos de allí. Un ser no muy bueno sintió el olor exquisito de la sangre humana. Y lo siguió. Que sorpresa se llevó aquel hombre al ver una Princesa, perdida, y bañada en sangre, tal vez él lo llamaría el postre. No esperó ni un segundo cuando atrapo a Sol con sus mortales brazos. El sospechaba o de manera más directa sabía que Sol había matado Bella.
-¡AUXILIO!
- Tú me servirás de ayuda… -Dijo y no muy lejos se escucho el aterrador grito de Sol…
Amaneció… Y los hermosos ojos verdes de una chica se abrieron. Que esta vez eran de color rojo…
Un rayo de sol alumbró el delicado, y eternamente congelado rostro de Bella. Sus ojos se abrieron y detallaron las más extrañas cosas que jamás había visto.
-¿Qué? ¿Dónde estoy?
- En mi casa.
Respondió una encantadora mujer que se encontraba a un lado de la cama de Bella. Esta brotó los ojos al ver tan hermosa mujer. La cual parecía de película.
-De hecho, estás en la que será tu nueva casa, por ahora.
Bella, confundida, se levanto de la cama en menos de un segundo.
-¡Wooooow...! Dijo Bella al ver con la facilidad que lo hizo. La mujer a su lado no dijo nada. Bella miró hacia la puerta e intentó correr, hasta que sin querer, paso frente a un enorme espejo que se encontraba en la pared. Isabella no pudo evitar detenerse.
-¿Eeesssa soy yo? - Se preguntaba a sí misma- ¡Yo no tengo el pelo tan largo ni esos ojos tan… extraños! Decía alterada -. ¿Qué me has hecho? Por alguna razón soy igual a ti con esos ¡colmillos! Y esa piel tan pálida. Esa no soy yo.
-Yo no hice esto. Alguien te mató. No te mordió, pero seguro te enterró esa daga… Te encontré en las orillas del lago. Eres una neófita, más fácil de decir, un VAMPIRO. Por eso es el motivo del color de tus ojos. Me llamo Victoria.
Isabella pensaba que la misteriosa mujer le hacía una broma. Pero no se dejaba guiar por eso. Su cambio precipitado de físico le decía que era demasiado real para ser una broma.
-¿Cómo te llamas?
-¡ha! ¿Cómo me llamo? ¿Bromeas? Soy un “vampiro” y tengo los ojos rojos y tú ¿estás tranquila? Debo salir de aquí...
-No puedes - Una chica rubia se atravesó en el camino de Bella. Era igual de pálida que la otra mujer –. Ahora estas congelada. ¿Recuerdas que pasó ayer?
Isabella estaba demasiado confundida, pero aun así intento recordar, mas nada consiguió.
-No… del todo. Lo único que recuerdo es haber ido al jardín real del Palacio y después que alguien mencionó mi nombre pero después no recuerdo nada. ¿Congelada?
-¡Así es! -Dijo otra chica. Una hermosa con ojos negros e hinchados. Parecía ser una Diva atrevida, a pesar de que al hablar esa apariencia cambiaba, su cabello era de un negro intenso y corto, el cual estaba decorado con pequeños rizos y una diadema –. Hola. ¡Soy Alicia! Tú debes ser la Princesa Isabella. Todos te conocen. -Algo le parecía gracioso a la chica Alice; esta se acercó y le dio un abrazo a Bella. –Tranquila, lo vi esta mañana - Y saco una enorme sonrisa. Alicia veía, extrañamente el futuro. Era un don que tenia y que obtuvo al convertirse en un vampiro.
-¿Quiénes son ustedes? En realidad no me han dado una explicación algo sincera respecto a todo esto y no me quedare con cara de ¡payaso!
- Verás Isabella -Dijo la rubia.
-Bella - Le interrumpió a la rubia.
–Bueno Bella. Nosotras somos vampiros, nos convirtieron. Y vivimos aquí, en el bosque para que nadie sospeche de lo que somos. Extrañamente vivimos a las afueras. Tuviste mucha suerte de ser rescatada por Victoria. Alguien no te quería lo suficiente y te hizo esto. Al parecer fue esa tal Sol. Queremos ayudarte.
-¿Cómo saben quién es ella? ¡Como se atreven a juzgarla sin conocerla!
-Asshhhh… Te lo dije lo vi esta mañana. -Dijo Alicia con impaciencia y cruzándose de brazos.
-Necesito volver. ¡Mis padres estarán preocupados! ¡Que pasara si piensan que estoy muerta!
-A ¡maldición! Que no puedes -Dijo Victoria golpeando la pared y haciéndole pequeñas grietas -. ¿Qué no acabas de verte en el espejo? Ya no eres la misma. No te reconocerán. -Victoria tenía razón, Bella había cambiado debido a los efectos de la daga- Explícale Alice.
-Tú cambiaste por la daga. Sé quién eres y quien es Sol porque veo visiones del futuro. -Dijo Alicia.
-Pero ahora veamos -Dijo la rubia-. Si Sol es tu amiga ¿porque te hizo esto?
-¡Ella no me hizo nada! Y no sé por qué estaba en la orilla de un rio…
-¡Muerta! O al menos apuñalada 2 veces en el estomago. Aun se veían las heridas.
Y entonces Isabella broto sus ojos y empezó a recordar todo. Cada parte de esa pesadilla. Las chicas la veían raro.
-Sí. Fue ella. Pero ¿por qué? Ella me quería -Decía Isabella triste.
-Tanto que te mató. Debes comer. Y tendrás que acostumbrarte a vivir aquí. No queremos que formes una carnicería en el pueblo, aunque está muy lejos de aquí pero… ¡Ah sí! Lo olvidaba. Mi nombre es Courney. Nosotras ya tenemos 10 años siendo vampiros. Deberías creernos.
- ¿Em...? Dijo Bella.
-¡No te preocupes! Lo hará. Vamos Bella, vamos a cazar.
A una persona muy especial le llegaba la triste noticia. El príncipe Edward recibió una carta de los Reyes del reino Swan, diciendo que las princesas estaban desaparecidas. Pero que al parecer Isabella estaba muerta. Los reyes escribieron la carta con mucha tristeza y dolor. Y así mismo reaccionó el príncipe. Junto a la carta, venía la daga que Sol enterró en el cuerpo de Isabella. Pero esta cometió un gran error al dejar la daga en el suelo. Por supuesto, manchada en sangre. En la carta los reyes afirmaban que la sangre era de ISABELLA.
El escondió la daga, para que nadie la buscara. Ya que pensaba que era lo único que quedaba de Isabella. Al menos junto a él.
Mientras tanto, una débil e inocente chica discutía con las que salvaron su vida.
-No no no no no y no. Esto no es así de fácil. Creo que tienen razón en que soy un vampiro. Es que siento una sed muy horrible en mi garganta. Pero que pasara conmigo… Al menos deben estar buscándome. ¡Para ellos esto es una tragedia!
- Si por supuesto que lo están haciendo y sabemos cómo te sientes. ¡Pero estamos así para evitar que te enloquezcas! Ahora debes ir a cazar o será peligroso que estés aquí. ¡No vaya a ser que escapes y te vuelvas loca matando a los humanos! -Le afirmaba Courney
- ¿Ahora si confías en nosotras? -Dijo Alice.
-No aun no. Tú lees mentes ¿no? ¡Ah no eso no! TÚ ves el futuro. Bueno, ¿me largaré de aquí?
-¡Claro que no! Te quedaras. Así de fácil.
-Estas muerta en vida. -Hablo después Victoria, con un tono descarado. Victoria sabia que Bella no era un vampiro normal, sentía que cuando se recuperara seria más fuerte y podría hasta destruirla. Pero Bella no era así. A pesar de sus berrinches ella no le haría daño a nadie. Ni siquiera a quien la “mató”.
-Eso se escucha bien… -Dijo Isabella ida y con voz imaginativa. Como si pensara en algo.
-¡Ya! No pienses en sangre humana -Le interrumpió Courney despertándola de su sueño.
-¡Si, si soy una vampira ahora vamos a cazar! Tengo hambre -Dijo después entusiasmada y se fue junto a Alicia hacia el bosque.
Las cosas le parecían divertidas a Isabella. Al ver la rapidez con la que corría y lo fácil que podía seguir un rastro. Pero Alice se detuvo y se encontró con un oso enorme. Y entonces le enterró sus filosos colmillos al animal.
-¡¡Alice!! ¿Qué rayos estas…?
-Tranquila, es buena. Prueba, te hará sentir mejor.
-NO. ¡Voy a matarlo!
-Ya está muerto. Bueno muerta. No tenemos todo el tiempo ¡toma! ¡Rápido! Tengo un mal presentimiento.
10 minutos después…
-Siii… ¡Esta buena!
-Ves, te lo dije. Después iremos a entrenar para... -no termino de hablar. Y sus ojos se brotaron de manera exagerada.
-Lo.o...lobos… - susurró -¡Corre Isabella corre!
-¿Qué? ¿Por qué?
-¿Quieres vivir?- Dijo Alice a punto de estallar.
-¡claro!
-Pues sígueme pero ¡ya!
Alicia y Bella corrían para escapar de sus enemigos los lobos. Mientras que Sol despertaba en una granja llena de paja y toda espelucada.
-¡Aaaaaaaah! ¿Qué? ¿Dónde? ¿Quién? ¿Qué? -Grito desesperada levantándose del pasto.
-Hay ¡Ya cállate mujer! ¡Te van a escuchar! -Le dijo el mismo hombre que la convirtió en vampiro. Sol puso cara de asombro y dijo:
-¡Tuuuuuuuuuuuuuuu! ¡Tú me hiciste esto! ¡No sé qué hago aquí! -Ella estaba enojada y todo. Pero no estaba dispuesta a ser delatada por ese hombre. Después de todo, el la vio asesinar a Bella.
-Cállate y sígueme si no quieres que hable y diga como asesinaste a tu “amiga la princesa Swan”, te aseguro que estarás mejor conmigo. Además, ya no puedes regresar. Y necesito una compañera de viaje. Pero te aseguro que si te atreves a escapar. ¡Te hago trizas! -Sol le hice caso y lo siguió.
-Está bien. Ah y te odio- Le dijo.
-¿Estás loca no? -Preguntó el hombre.
-Sí. ¿Algún problema?
-No. Me sirves más así. Soy James.
-¿A dónde vamos? -Pregunto Sol al ver que el tal James salía de la granja y se dirigía a una pequeña casa.
-Vamos a matar a alguien para que te alimentes -Dijo el hombre.
-Oh, gracias. No sé porque pero eso que dijiste me causo sed. -Decía Sol. Al parecer a ella no le molestaba lo que dijo James.
-¡Es porque eres un vampiro idiota!
-¿¡En serio!? ¡Qué cool! -Más bien a ella le causo felicidad.
Mientras tanto 4 enormes lobos seguían a las 2 vampiresas, quienes corrían desesperadamente hasta que se toparon con un enorme precipicio, donde había un rio. Alice y Bella se lanzaron a este y lograron escapar de los lobos. Al salir del agua, Alice volvió a ser atacada por una visión. La cual cambiaria el rumbo de la líder del grupo, Victoria.
Las nubes tapaban el sol, el bosque estaba en silencio, y el agua del rio tranquila, cuando de pronto salieron 2 chicas:
-Ah, eso estuvo cerca. Dijo Bella tratando de sacudirse toda el agua.
-¿Cerca? Tuve que jalarte para que nos dejaran huir -Dijo Alice mientras blanqueaba los ojos.
- ¡Si lo sé! Solo que eran tan grandes y lindos. A parte de que olían patético pero…
-Se se see… Como te babeabas por esos asquerosos… ¡perros! -Decía Alice por ver lo encantada que había quedado Alicia con los lobos.
-¡Siii! ¡Sobre todo el marón! Era hermoso… Y enorme. ¡Además de que era mi favoritoooo…!
-¡Sí! Enorme y era… ¡¿QUE?! ¡Se me están pegando tus locuras! ¡Son feos Alicia son feos! -Se repetía ésta al ver que se dejaba guiar por los comentarios de su nueva amiga.- Eso lo dices porque apenas los conoces- Le afirmaba Alice-. Bella. Ellos son tus enemigos mortales ¿entiendes? ¡¡MORTALES!!
-¡Si si! Ya por favor basta. ¿Siii? Decía Bella.
-Bueeeno vamos. No quiero que Victoria vaya a matar un hombre.
-¿Y Courney? Pregunto Bella.
-Ella está investigando sobre Sol. Al parecer desapareció- Esto era lo que faltaba para que Bella empezara a temblar y caer al suelo de rodillas. El cabello tan largo que tenia, debido a las reacciones de la daga tapo todo su cuerpo.
-¿Isabella?
-Asshhhh Alice.
Bella se desesperaba al ver que ninguna lágrima caía sobre su mejilla. Y al solo pensar que su amiga fue capaz de hacer cualquier cosa -¿Por qué me hizo esto? Yo la quería, era como mi hermana, inseparables. ¿Por qué?
-Ella te quería -Le decía en un tono bajo y relajante la hermosa Alice-. Pero no tanto como tú pensabas. Se dejo enviar por la envidia seguramente. Creo- Decía consolándola. Bellase tapaba el rostro, al parecer de vergüenza por ver que nada salía de sus ojos, hasta que dejo ir una pequeña lagrima.
-No importa. Ya no importa ella. Debe pensar que estoy muerta, estará muy feliz por lo que hizo -Dijo Bella quitándose las manos y levantándose, al parecer no se había dado cuenta de la pequeña sorpresa.
-¡Bella! ¿Qué es eso? -Dijo Alice casi gritando de la preocupación. -¡Eso es una lagrima! ¡Increíble! Después de todo no era una leyenda lo de la daga. ¡Si te hizo mitad vampiro! ¡Tú no estás congelada!
Mientras tanto, dos vampiros conversaban tranquilamente en una granja no muy lejana, después de haber asesinado a un inocente hombre.
-Pobre humano -Dijo Sol como si nada hubiera pasado.
-See… ¿Y entonces? -Pregunto James.
-¿Y entonces, qué?
-¿Por qué mataste a la Princesa?
-Bueeeno…. Lo hice porque, le tenía envidia. El príncipe estaba enamorado de ella, todas las personas las querían, y tenía una enorme e infinita cantidad de dinero. Todas esas cosas. De las cuales yo no tenía nada. Me gusto lo que hice. Todas las personas la querían, excepto yo.
-¡Wow si que estás loca! -Le dijo sorprendido.
-¡Ah! Como sea. ¿A dónde iremos ahora?
-Vamos al bosque, pronto partiremos y nos largaremos de aquí.
Alice y Bella regresaban del bosque, después de huir de los lobos. Y Victoria, al parecer había tomado sangre humana.
-¿Qué has hecho? ¡Vine en cuanto lo vi!
- No fue aquí, fue en otro reino. No se darán cuenta. Era un vagabundo. Le dijo Victoria a Alice.
Después de eso las chicas empezaron a entrenar a Bella. Pasaban los días, y el Príncipe empezó a alejarse, las personas empezaron a preguntarse porque el Príncipe jamás volvió a salir del palacio, este se mantenía encerrado en su habitación, y tapaba todas las ventanas para que este quedara a oscuras, debía ser vigilado diariamente por los guardias, ya que habían veces que había intentado suicidarse y por supuesto sus padres no querían que hiciera semejante tragedia. Pero este sabía que no sería fácil vivir, no sin poder resistir tal dolor que sentía al haber “perdido” al amor de su vida.
Un día lo descuidaron, y como él había intentado todas las formas posibles para matarse, decidió por la mas cautelosa, enterrarse el único recuerdo de Isabella. La daga. Este se despidió en una carta, y luego se enterró la daga. No le funciono la idea, ya que uno de los guardias escucho los gemidos dolorosos que este causaba.
-¿Qué ha hecho mi señor? Le decía aquel hombre rubio, levantándolo del suelo.
-¿Quién es usted?
-¡Soy quien salvara su vida!
-¡Yo no quiero vivir si no es con Bella! Y por favor, ¡No les diga esto a mis padres! No quiero que sufran.
-¡No diré nada! Pero usted debe venir conmigo. ¡Está muy mal! -Decía el guardia.
-Haga lo que usted quiera. Ya no me importa lo que me pase.
-¿Le importa si me lo llevo lejos de aquí?
-Ya le dije que no.
-Entonces con su permiso -Dijo el hombre, lo levanto, y salto por la ventana. Al caer, solo pareció una hoja que se desprendía de un árbol. Con tal delicadeza, y luego, con la misma fuerza que saltó salió del palacio a escondidas, corriendo rápidamente por el bosque. Después de eso, el Príncipe lo dieron por desaparecido. Jamás lo volvieron a ver. Sus padres lo buscaron con desespero, mas este estaba escondido empezando una nueva vida…
-¡Victoria! ¿Por qué estas…?
-¡Cállate! ¡Siempre lo supiste! ¡Siempre supiste que yo sería destronada de mi lugar, que esta… estúpida seria más fuerte que yo!
-¿Por q-q-queee...? Intentaba hablar Bella.
-Que estas…
-¡Dilo! Di que no lo sabías…
Después de prácticas y enseñanzas que le dio Victoria junto a sus hermanas a Alice, Victoria empezó a notar la fuerza de Bella. La forma en que fácilmente la evadía en sus peleas. En sus competencias. Y en la forma en que usaba su escudo mental contra Courney y Alice. Esta gritaba, porque Victoria había tomado a Bella por el cuello y le estaba estrujando lentamente los huesos y la garganta. Su envidia se parecía extrañamente a la de Sol. Por ver la belleza y dulzura de Bella. Y por ver tal torpeza que la hacia una de las personas más sinceras y delicadamente hermosa que existía.
-¡¿Sabes porque no dices nada?! ¡Porque si lo sabías Alice!
-¡Victoria detente! -Grito Courney y empujo a Victoria, mas no le funciono. Solo consiguió ser golpeada por esta y hacerla volar casi kilómetros lejos de allí.
-Oh ya entiendo -Dijo Alice- ¡Si piensas que Bella será nuestra líder a partir de ahora lo será! Ya no tienes más nada que hacer aquí. ¡Vete de una vez por todas!
-Ee.eso… Cam..Bia...las...co...s...sas. -Trataba de hablar, mas ya no podía, ya no tenía aire para respirar. Ella no era completamente vampiro.
-Y mucho -Dijo gruñendo Victoria -Ya que decidieron escogerla a ella. -Y soltó el cuello de Bella. -¡Me largo de aquí! Volveré algún día… ¡Para matarte!
-¡No mientras que yo impida eso! -Fue lo último que le dijo Alice a Victoria, mientras que esta se desaparecía en las tinieblas del tenebroso bosque.
-No volverá- Dijo Courney que se dejaba ver entre los arboles del bosque, mientras se quitaba los pedazos de monte y tierra mojada –.Esta vez no lo hará. Adiós, te quiero hermana.
Bella se levanto, mientras que sus huesos se volvían a unir rápidamente.
-Lo siento, no pensé, que ella…
-No es tu culpa. Hay que partir. -Alice hablaba seriamente.
-¿A dónde? -Pregunto Bella.
-A Alaska.
-¿Por qué? -Isabella estaba confundida.
-Ya tenemos mucho tiempo aquí Bella. Casi 20 años. La gente empezara a sospechar. Además. Los guardias no tardaran en llegar para seguir buscando. Aunque todos están casi convencidos de que estas muerta. -Dijo Courney como si le hubieran perforado el corazón de piedra que tenia. Su amiga más cercana había partido, para no volver jamás.
-¿Y como se supone que viajaremos si no tenemos dinero? -Decía Bella como siempre con su manera de ser, algo orgullosa.
-Ah Bella. Deberías ver mi habitación. Está llena de oro. Con eso es suficiente, y no necesitamos de todas maneras el dinero, podemos ir a pie. Así solo nos detendremos a cazar o tomar algunos vestidos.
-¡Cool! Dijo -Bella entusiasmada – Pero antes, me gustaría echarle un último ojo a mis padres, para ver como están. Digo, los veré por última vez.
-Tienes razón, tú tienes oportunidad de verlos. -Dijo Courney
-¡Se lo merece! Solo los vera, no los asustara ni les hablara ¿cierto?
-¡Sí, si…! -Feliz gritaba Bella, iba a volver a verlos, por última vez, pero aun así los vería.
Eso fue lo último que Bella grito de alegría aquel día. Ya que luego se entero de que su Príncipe había desaparecido. Su última mirada a sus padres, y luego partió, con quienes serian su nueva familia. Los años transcurrieron muy rápido, la vida de las chicas pasaban a ser raras con el tiempo, hasta que Courney decidió partir, ya que consiguió el amor, con el que por fin sería algo mas pasable su eterna vida, se fue, para vivir con él en otro lugar, alejado de su familia. Pero para Bella y Alice no fue así. Alicia no tenia suerte para nada. Veía un chico y al día siguiente a ese chico lo veía muerto en sus visiones. Era imposible para ella enamorarse, además de ser tan alocada y contenta todo el tiempo, siempre había algo que la hacía decaer. Bella solo tuvo ojos para uno solo, uno que podría estar muerto o vivo, mas para ella murió hace muchísimo tiempo. Todas las esperanzas que tenia guardadas, terminaron siendo desechadas, y ya nada mas quedaba, solo su fiel hermana que nunca la dejaba decaer. Cada año, era como una medicina, que hacía que ella perdiera los recuerdos más dulces de su vida pasada, de aquel príncipe, de aquel reino. Era como si los sacaran de su mente, y ya casi un siglo después, ya no recordaba nada de todas esas cosas. Ya era, nada. Por supuesto Victoria se reencontró con su compañero, James, y se fueron juntos. Incluyendo a Sol, y otro hombre más. Ninguna de las chicas los volvió a ver. Hasta que un día, decidieron irse a vivir, a Forks…
Ellas no tenían ni idea de lo que les pasaría allí…
muy buenoo
ResponderEliminarEsta buenisimo!! Te felicito Mari! Tienes mucho talento amiga!! Besotes!
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