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jueves, 8 de diciembre de 2011

Tortura de un Amor Prohibido

Capitulo  1: El comienzo de mi sufrimiento.
Mi familia era una de las más adineradas del país. Como siempre, al tener una hermana con el físico similar al tuyo, y que, por cierto, era alcohólica, por supuesto que a cada rato te confundían con esta.
 Un día llena de aburrimiento, mi hermana, Carlie, me invito a una fiesta, ya que, mis padres le habían prohibido salir sola, al menos que fuera acompañada por alguien, así que, para complacerla decidí acompañarla.
 La noche se apoderaba de las luces que alumbraban la carretera. A lo lejos se vio una casa, llena de basura y con muchas personas, todas, al parecer ebrias. Se estaciono y me dijo:
-Espera a que vuelva, aquí.-Y entro a la casa de la “fiesta”.
 Espere y espere, casi mis ojos cerraban cuando escuche abrir la puerta del lado del conductor.
-¡Ya es tarde debo irme! No me toques estúpido infeliz.- Gritaba Carlie a un hombre que estaba jaloneándola por la camisa, llena de rabia y con los ojos hinchados al parecer de tanto llorar, en sus labios había un pequeño derrame de sangre, y entro al auto. Lo encendió y arranco a toda velocidad.
-Carlie, ponte el cinturón, vas muy rápido- Le decía, pero ella no parecía escuchar, estaba como ida, y balbuceaba un montón de cosas que no entendía.- ¡Déjame conducir! ¡Vamos a estrellarnos!
 Sus labios se curvaban para que apareciera una leve sonrisa, cuando de repente una anciana intento cruzar la calle, no sé como paso, pero de manera súper rápida hundí el freno de mano, y la anciana se aparto a un lado.
-¡Maldita anciana! Me has hecho sangrar.-Dijo Carlie, al parecer con los ojos en blanco y una especie de espuma salía de su boca, junto con sangre. La anciana se levanto, y su aspecto era tenebroso, sus ojos eran arrugados y sus mejillas llegaban a los hombros, se acerco al auto, abrió la puerta, y no pude dejar salir un grito al ver aquella anciana sacando a mi hermana del coche. Carlie se reía, se reía con unas ganas tan extrañas, inexplicables. La anciana empezó a decir  unas frases raras, y yo en medio del shock, me baje del auto para intentar sacar a mi hermana de lo que le estaba haciendo aquella vieja.
-Veremos quién esta maldita ahora.-Dijo aquella mujer cuando intente sacar a mi hermana de sus asquerosas manos.
-Vieja insolente, tus trucos y brujerías no me van a dañar.-Dijo Carlie, sabía lo que le estaba haciendo, después de todo, aquella mujer era una bruja, una mujer con deseos no muy buenos.
-¡Basta Carlie! ¿Qué es lo que te está pasando?-Baje la vista para mirar su rostro, y cuando quise mirar a la vieja de nuevo, ya no estaba.
 Carlie metió la mano en el bolsillo de su chaqueta, y saco unas pastillas.- ¿Quieres?- Me pregunto.
-¡Te has vuelto loca, Estas drogada!- Chille, la agarre por los brazos y la metí en el auto de nuevo, ya no eran risas lo que emitía, sino sollozos, y luego lagrimas de dolor. Llegamos a casa, y mi cabeza empezó a dar vueltas, con solo imaginarme la cara de decepción de mis padres al ver que no fui capaz de proteger a mi hermana, teniendo la oportunidad de hacerlo, era horrible.
 Y aparte de que una anciana le había maldecido a mi hermana, ¿Qué más podía salir peor? Aunque aun no creía aquello de lo que acababa de ser testigo, no podía  subestimarlo. 
2 DIAS DESPUES.
 Todo iba bien, mi hermana se recuperaba de su depresión, lo de aquella extraña mujer ya había quedado en el pasado, fue cuando me percate que era solo para asustarnos a mi hermana y a mi.
 Carlie ya era consciente de lo que había hecho, así que acudió a mí, para disculparse por su mal comportamiento.
-Claire…-Me dijo, estaba sentada con el celular testeando, así que, para que se sintiera mal, y se diera cuenta de lo grave que estuvo ese día, decidí ignorarla.- Perdóname por favor, no volveré a hacerlo, te lo juro.
-No hay de que disculparse, siempre y cuando me hagas un solo favor.-Dije, levantando la cabeza para que viera lo serio que me estaba tomando el trato.- Quiero que me acompañes a la universidad en la noche mañana, debo entregar un informe, y es un poco peligroso por ahí, ya que tienes auto puedes llevarme.
-¡Sí! Claro que sí. ¡Gracias! ¡Claire eres la mejor!- Pego un brinco y me abrazó. Nuestras deudas estaban resueltas.
UN DIA DESPUES.
-Gracias por acompañarme de verdad te lo agradezco Carlie.- Le agradecí, y entonces salimos apresuradamente de la universidad, estaba todo muy oscuro, hacia frio, y entonces Carlie profirió un grito devastador, volteé a verla, y estaba en el suelo. Ráfagas de gritos empezaron a salir de manera agonizante de sus labios, parecía convulsionar, y yo solo podía tomarla de los brazos sin saber qué hacer, cuando nuestras voces hicieron coro al ver una sombra pasar por detrás de nosotras. Carlie gritaba tanto, que mis témpanos parecían explotar.
 Solo quede en shock, cuando vi que empezó a sangrar por la boca, grandes cantidades de sangre.
-¡¿Carlie!? Grite, y solo me miraba y miraba hacia unos árboles. Y entonces escuche un crujido, que venía desde su cuerpo.
-C-corre Claire, vete de aquí.- Me decía, pero no le entendía bien por la sangre que votaba por su boca, lagrimas de sangre derramo, y yo solo intentaba buscar el celular para llamar a emergencias.
-¡No, vete de aquí!-Y su mano me dio un pequeño empujón, no lograba decir nada, solo llorar y tratar de consolarla.- Te matara a ti también si no te vas.- Me miro y luego sus ojos quedaron en blanco, dejo de convulsionar, y de moverse. Por última vez hice caso a sus palabras y empecé a correr, una sombra pasó frente a mí. Me detuve, y luego mire a todos lados, buscando a alguien que me ayudara. La sombra seguía merodeando por allí, y entonces recordé la frase que había dicho aquella mujer a Carlie hace 3 días, “Veremos quién esta maldita ahora”, me estremecí al darme cuenta que sus palabras no fueron en vano. Algo toco mi hombro, y solo me quede quieta.
-Sigues tu.- No podía haber  una voz más horrenda que esa. Cerré los ojos  y me prepare para morir al igual que mi hermana. Y entonces dure casi como 2 minutos allí, temblando, quería gritar pero al solo recordar la malévola voz de aquel monstruo sin piedad que hizo sufrir a mí pobre hermana.  Me di cuenta que nada me iba a pasar, ya que cuando abrí los ojos, no había nada. De nuevo la horrible cosa dijo algo, pero esta vez no sé de donde rayos provenía.
-No te matare, pero ten por seguro que sufrirás el resto de tu desgraciada vida.- Y ese día fue que quede condenada, para siempre.

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